Sin embargo, las cosas están muy lejos de ser así. Porque el cerebro en realidad tiene las mismas enfermedades que los demás órganos del cuerpo: enfermedades vasculares, infecciosas, traumáticas, degenerativas…y de todas ellas conocemos las causas: déficits de inmunidad, virus, agresiones ambientales etc. ¿Pero, qué tienen que ver esas enfermedades, hoy en día muy bien estudiadas, con el hecho de que una persona comience a pensar que todo el mundo le persigue, o que no sea capaz de disfrutar de nada en su vida, que se crea Bill Gates o Steve Jobs (antes se creían Napoleón), o que razone de manera extraña? Todo eso no tiene que ver con las enfermedades del cerebro que conocemos bien: los tumores, las infecciones…., entonces, por qué denominar a esta manera diferente de tomarse las cosas de la vida, enfermedades del cerebro? Parece muy poco riguroso. En todo caso estaríamos ante algo muy diferente, algo que pertenece a otra categoría de fenómenos, que en primer lugar deberíamos comprender en profundidad antes de clasificarlo sin más como “enfermedades del cerebro”
Conscientes de la carencia de programas escolares específicos que abordasen este temática, desde la Federación de Asociaciones de Familiares y Enfermos Mentales de Castilla y León se diseñó, en el año 2007, la campaña Mentalízate. Una acción dirigida fundamentalmente a la población más joven y reconocida con varios premios (Premio Farmaindustria, Premios Toda Una Vida Para Mejorar y Premio Jaime Albert Solana), y que desde febrero de 2008 su ejecución se ha generalizado a todo el territorio estatal.
Por otra parte, el consumo de cannabis exacerba además los trastornos psicóticos, provoca un peor pronóstico en los pacientes con esquizofrenia, complica su tratamiento y conlleva un mayor coste terapéutico. Desde FEAFES CyL recuerdan que el grado de desarrollo y madurez del cerebro en edades tempranas hace que las repercusiones del abuso de sustancias como cannabis o alcohol sean aún mayores.
“Elegimos a tres personas con una enfermedad mental para que se hicieran pasar por periodistas y preguntaran en centros comerciales y otros entornos de la calle qu pensaban los ciudadanos de estos trastornos y la capacidad de estos pacientes para llevar a cabo ciertos trabajos o tener relaciones sociolaborales. Era la manera ms amable de confrontar sus prejuicios porque ellos son un buen ejemplo de que la patologa mental no impide llevar una vida plena”, afirman desde Feafes.
La sexualidad es una parte normal de la experiencia humana. Sin embargo, los tipos de comportamiento sexual y las actitudes acerca de la sexualidad que se consideran normales varían mucho en las diferentes culturas y entre éstas.
La psicoeducación y la rehabilitación cognitiva son clave para tratar el transcurso de esta enfermedad. Los fármacos también pueden influir negativamente en las relaciones sexuales de pacientes con enfermedades mentales, ya que los psicofármacos producen alteraciones en su actividad sexual.