Se avecina la tormenta, la navidad esta a la vuelta de la esquina. Mesas llenas de aperitivos para empezar: mariscos, dátiles con bacon, frutos secos, canapés de salmón y mantequilla… Por si fuera poco, seguimos con una “ligera ensalada” a base de langostinos y salsa rosa para seguidamente dar paso a un plato de suculenta carne con sus acompañamientos pertinentes, donde quedará totalmente prohibido “no mojar pan”. Y por si fuera poco, y aún no satisfechos, deberemos esperar y complacer a la suegra cuando se decida a sacar los dulces de sobremesa. Qué peligro!
En estas fechas cometemos cinco errores graves con los que debemos intentar convivir y manejar con tal de minimizar, al menos, los kilos ganados.
Antes de empezar con las comidas y cenas oficiales suelen darse comidas de amigos, de universidad, de compañeros de gimnasio (esta la menos peligrosa, pues nadie quiere saltarse la dieta)… para posteriormente dar paso a los días señalados: nochebuena, navidad, fin de año, año nuevo, día de reyes. Cada una de estas comidas puede suponer una ingesta extra de 2000kcal.
Además, durante esta época nos pasamos el resto del día picando dulces: turrones, mazapanes, polvorones, bombones de chocolate, panettone, mantecados… grasas y azúcares por doquier. Y como colofón, el roscón de reyes otra vez.
Tan solo un turrón de chocolate puede tener más de 1300kcal.
Otro aspecto que se nos escapa de las manos es el consumo de alcohol: vino, cervezas y distintos combinados aportarán únicamente kcal vacías.
Si no fuera suficiente el exceso calórico, en esta época dejamos de movernos con la excusa de que estamos en familia, hace frío o el gimnasio está cerrado. Dejar de movernos no suele ser la mejor decisión.
El enfoque o visión con el que afrontamos las navidades hace que nos dejemos llevar y nos descontrolemos por completo. “Que pase lo que tenga que pasar, ya cambiaremos a partir de enero”. O febrero… O ya puestos, empezamos en Abril con la operación bikini. Te suena, verdad?
Establecer una fecha para después de las navidades hará que durante las mismas tengamos mucha más manga ancha y nos dejemos llevar por completo, acarreando así unos kg de más y haciéndose mucho más complicado posteriormente tomar medidas, siendo la probabilidad de fracaso muy elevada.