A lo largo de la historia y la cultura mediterránea, el vino ha formado parte de nuestra vida, tanto en reuniones sociales como en eventos familiares. Y, aunque se trata de una bebida alcohólica, también tiene muchos beneficios para la salud. Desde la antigua Grecia, médicos como Hipócrates, defensor del alimento como medicina, ya lo expresaba de esta manera al referirse a él: “que tu alimento sea tu medicina, y que tu medicina sea tu alimento”. Usado también como ungüento durante la Edad Media y como coagulante, el vino ayudaba a cicatrizar heridas y curar enfermedades como la anemia y las enfermedades nerviosas.
Gracias a las revoluciones industriales del siglo XIX y el desarrollo científico del siglo XX, el vino ha pasado a ser parte fundamental de nuestra dieta gracias a su papel en las enfermedades y patologías cardiovasculares.
EL RESVERATOL AYUDA A PREVENIR EL CÁNCER
Que el vino ayuda a relajarse no es una novedad. Beber vino combate el estrés y reduce el riesgo de padecer depresión. Pero ¿sabemos por qué?
El vino produce resveratrol, un compuesto químico que producen las plantas para combatir las bacterias y los hongos y soportar las sequías. Pero ¿cómo ayuda a nuestro organismo?
- El resveratrol aumenta la actividad de las sirtuinas, unos genes que ralentizan el envejecimiento del cuerpo. También ayuda al corazón, al cerebro y a la médula.
El resveratrol es un nombre que se le da a un tipo de polifenol flavonoide del vino. Este fenol se produce de manera natural en varias plantas como respuesta a una lesión o cuando éstas se encuentran bajo el ataque de patógenos, tales como bacterias u hongos. En los seres humanos previene la aparición del cáncer, evita su desarrollo e impidiendo su propagación a otros órganos distintos del foco cancerígeno que se originó en el primer lugar, frenando la metástasis.
- También fortalece la memoria a corto plazo, mejorando la retención de palabras ayudando a nuestra capacidad de aprender y a controlar nuestras emociones. Incluso es un lubricante natural para nuestra piel, previniendo la aparición de acné al inhibir las bacterias que lo causan.
EL VINO Y LA VIDA SALUDABLE
El desarrollo de las relaciones sociales es parte necesaria de nuestro desarrollo como seres humanos. Estas relaciones son muy variadas: desde nuestra interacción con los compañeros de trabajo, hasta los momentos de privacidad con nuestra pareja, sin olvidarnos de familia y amigos. Somos animales sociales que convivimos los unos con los otros. El vino también es un factor de reunión con familiares y amigos. Más allá de sus beneficios intrínsecos, el vino posee un papel central en las relaciones humanas, formando parte de nuestra vida social, ayudándonos a socializarnos creando un sentimiento de comunidad y un “nosotros”.
La visita a las bodegas, la cata de vinos, las ferias… han permitido al vino convertirse en un elemento doblemente beneficioso para el ser humano: no solo por sus propiedades químicas que ayudan a nuestra salud física sino también como una excusa para reunirnos con amigos y familiares mejorando nuestra vida social y nuestra salud mental.
Sin embargo, cualquier exceso perjudica nuestra salud. Hay que tener una moderación por el bien de nuestra integración física y mental.
Daniel Fernández Abella