Dormir bien es fundamental para mantener una buena salud y recuperarse de enfermedades o lesiones. Para aquellas personas que padecen de dolencias físicas, como dolor de espalda, ciática, artritis, o que necesitan pasar mucho tiempo en cama, las camas de hospital son la mejor alternativa. A diferencia de las camas convencionales, las camas de hospital ofrecen numerosas funcionalidades y opciones para mejorar la calidad del descanso y facilitar la movilidad de la persona.
Beneficios de las camas de hospital
Las camas de hospital, también conocidas como camas articuladas, tienen el potencial de mejorar la salud y el bienestar de las personas que las utilizan. Una de las principales ventajas de estas camas es la posibilidad de ajustar la posición del tronco y las piernas para encontrar una posición cómoda para dormir. Esto es especialmente beneficioso para personas con dolor de espalda, cuello, hombros, piernas o tobillos hinchados.
Además, ajustar la posición de la cama para sostenerse en posición sentada, lo que facilita realizar tareas como comer, leer o ver la televisión desde la cama. También son ideales para personas con movilidad reducida o debilidad muscular, ya que les permite acostarse y levantarse más fácilmente.
Funcionalidades de las camas de hospital
Algunas camas geriátricas cuentan con cinco planos de articulación, que permiten ajustar la posición del tronco, las piernas y la cabeza de forma independiente. Estos ajustes pueden incluir:
- Posición elevada del tronco: ideal para personas con problemas respiratorios o para quienes necesitan dormir en una posición más elevada para aliviar el reflujo gástrico o la acidez estomacal.
- Posición de reposo: posición plana de la cama para dormir de forma tradicional.
- Posición sentado-acostado: posición inclinada para facilitar la lectura, comer o ver la televisión.
- Posición de asiento: posición más elevada para sentarse cómodamente en la cama.
- Posición Trendelenburg: posición con el tronco hacia abajo y las piernas hacia arriba, ideal para personas con problemas circulatorios o para facilitar el drenaje linfático.
Además, algunas camas de hospital cuentan con otras funcionalidades, como sistemas de masaje o calor, ajustes de luz o sonido, o conectividad con otros dispositivos electrónicos.
Cómo elegir la adecuada
Al elegir una cama de hospital, es importante tener en cuenta las necesidades específicas de la persona. Algunos factores a considerar pueden incluir:
- Tipo de dolencia o condición médica: dependiendo de la afección que tenga la persona, puede ser necesario un tipo de cama u otro. Por ejemplo, una persona con problemas respiratorios puede necesitar una cama con posición elevada del tronco, mientras que alguien con problemas circulatorios puede necesitar una cama con posición Trendelenburg.
- Tamaño y peso de la persona.
- Tipo de cuidados que necesita. SI necesita una supervisión más exhaustiva, o si necesita complementos como goteros, barandillas etc.
En resumen, las camas articuladas son una excelente opción para aquellas personas que buscan mejorar su salud y bienestar a través del descanso. Estas camas ofrecen numerosas ventajas para personas con diversos problemas de salud, como dolor de espalda crónico, ciática, artritis, movilidad reducida o debilidad muscular. Además, pueden ajustarse a las necesidades de cada persona, ya sea elevando las piernas para mejorar la circulación o permitiendo que la persona se siente en posición elevada para comer, leer o ver la televisión. En definitiva, una cama articulada puede ser una inversión en la salud que vale la pena hacer.