Hay un gran riesgo de arbitrariedad. Las restricciones al libre flujo informativo por razones de seguridad del Estado solo se podrían establecer mediante una ley formal, emanada de la Asamblea Nacional. Nunca por un decreto. Ni siquiera en un estado de excepción es admisible un mecanismo como el Cesppa.
La crítica se potencia con otro
mensaje que parece tener el mismo destinatario, porque apunta contra “la
volatilidad de políticos profesionales que migran como miserables
oportunistas desde cargos importantes detentados en un gobierno que
promovió un viraje profundo en la política argentina hacia opciones regresivas
del pasado revertido”.
—¿Espiando?—Estamos hablando de organismos de inteligencia y contrainteligencia. En el país no hay contrapesos para los órganos del Poder Ejecutivo. Se están realizando procedimiento de inteligencia y contrainteligencia sin garantía judicial alguna. Se pincha y ya. Se ha generalizado. El gobierno puede espiar a cualquiera con el Cesppa, sin intervención de un fiscal o un juez. Si no tienen protección los parlamentarios, qué queda para un simple ciudadano.
El think
tank oficialista además se
enfoca de lleno en la oposición y señala: “El reforzado frente restaurador,
que incluye a las corporaciones económico-mediáticas, a las fuerzas de la
derecha, a las expresiones del peronismo conservador y a los neoprogresismos reaccionarios, busca cerrar este momento de
reparación de la vida popular”. “Ellos sí que van por todo: van por la
liquidación de los derechos, van por la ampliación de su renta, van por la
perpetuación de su poder, van contra los deseos tumultuosos de las mayorías
que siguen soñando la igualdad”, acusa.
Sobre el nihilismo atrágico de nuestro tiempo: “Nuestra época destaca por pulverizar todo, aunque nada tan a fondo como la imagen del mundo…” aunque una cierta suerte de horror vacui queda reflejado en “la lucha desesperada por encontrar tierra firme bajo los pies”.
En otro fragmento del extenso
comunicado, la gente de Carta Abierta señala que en la Argentina se vive “un
momento crucial” porque en las urnas se define algo muy importante: “Lo
que está en juego no es el éxito o fracaso de una gestión, sino el sentido de
una época. No hay
profundización de ella sin continuidad, o para ser más dramáticos, sin futuro
del kirchnerismo como fuerza transformadora en el poder”.