David Graves es un granjero de Massachusetts, apicultor desde hace 28 años, que ha transmitido a su hija Heather su afición. Ambos se levantan a las dos de la mañana y recorren diariamente unos240 kilómetrospara atender sus colmenas, distribuidas por terrazas y tejados de Nueva York.
Funcionarios del Gobierno Regional y autoridades locales realizaron el corte simbólico de la torta que fue distribuida entre los estudiantes de inicial, primaria y secundaria de las instituciones educativas de la ciudad de Ayacucho.
Como se aprecia en la imagen, el producto que contiene menos cantidad de azúcar es el batido de chocolate (23,6 g en 200 ml, que equivale al 21% de la cantidad diaria recomendada), seguido del néctar de frutas (24,6 g), zumo de piña (25,2 g), bebida isotónica (26 g), refresco de cola (35 g) y refresco de limón (42 g)
El responsable del proyecto regional quinua de la DRAA, Edgar Paúcar, señaló que la torta se elaboró desde el pasado viernes 11 de octubre con la selección de insumos y harina de quinua de la variedad blanca.
Pero no todo es optimismo. Pesticidas, cambio climático, contaminación, campos electromagnéticos son algunas de las causas del síndrome de despoblamiento de las colmenas, fenómeno que en Estados Unidos se denomina colony colapse disorder y que ocurre a escala mundial desde hace un decenio, pero que ha empeorado en los últimos años y que, inevitablemente, también está presente en la ciudad de Nueva York. “De las diecisiete colonias que tenía en el 2007 me quedan seis, repartidas en cinco edificios”, se lamenta David Graves.
Cote fundó en el 2008 la New York Beekeepers Association (nyc-bees.org) y cuida cincuenta colmenas distribuidas por tejados y terrazas de los cinco barrios que componen la gran metrópoli. “Hace muchos años que hemos demostrado que la apicultura es una actividad que se puede hacer de una manera segura en tejados y terrazas sin molestar a nadie”, afirma. Lo cierto es que la ciudad de Nueva York mantuvo prohibida la apicultura durante once años, desde que en 1999 la administración del alcalde Rudolph Giuliani incluyó las abejas en una lista de animales prohibidos de la que formaban parte tigres y serpientes, entre otros. Y no fue hasta marzo del 2010, con Michael Bloomberg al frente de la alcaldía, cuando la indignada y luchadora comunidad de apicultores consiguió la vuelta a la legalidad, dejando atrás ese paréntesis de actividad clandestina.