Y es que el agua de las piscinas requiere cuidados para prevenir la formación de parásitos y bacterias en el agua, de lo contrario pueden incrementarse considerablemente los riesgos de sufrir enfermedades como conjuntivitis, otitis, infecciones intestinales y pie de atleta.
El pH del agua es un valor que debe controlarse especialmente en las piletas de los clubes. Existen kits de medición que permiten reconocer estos valores, que deben encontrarse entre 7,2 y 7,6. ¿Por qué es importante el pH? Porque afecta directamente la efectividad del cloro, reduciendo su capacidad como germicida. Para mantener el pH en los niveles correctos se recomienda el uso de productos alcalinizantes y acidificantes.
Cabe aclarar, además, que estas recomendaciones se aplican tanto a las piletas familiares como a las piscinas de los clubes, que reciben la visita diaria de cientos de personas. Por eso, para prevenir la reproducción de hongos, bacterias y parásitos que afectan principalmente ojos, oídos y pies, es imprescindible mantener el agua en condiciones.
Los floculantes se aplican en casos en los que el agua se ha vuelto turbia a raíz de partículas en suspensión que se presentan en el agua. Los floculantes ayudan a incrementar el tamaño de estas partículas, provocando su decantación y facilitando su limpieza por medio del barrefondo.
La presencia de algas en la piscina se evidencia por una coloración verdosa del agua y un tono simiar en las paredes y fondo de la pileta, haciendo que estas superficies se vuelvan resbaladizas.
Entre los productos que no pueden faltar para el mantenimiento de piletas el principal es el cloro, ya que mantiene el agua libre de bacterias, destruyendo estos microorganismos. La cantidad de cloro que debe utilizarse depende del volumen de agua que contenga la pileta: en este sentido es bueno remarcar que niveles excesivamente bajos o altos de cloro son riesgosos para la salud. Para conocer los niveles de cloro en una piscina es necesario hacer uso de kits de tiras de prueba que permiten su medición.